Aunque el negocio textil de los Alpériz se inició en Sevilla
en 1872 con un comercio de cordelería en calle Lineros, no sería hasta diez
años después, en 1880, cuando este empresario, nieto de italianos, construye en
el “Hoyo del Negro” la fábrica de tejidos de yute en Dos Hermanas, de la que
vemos aquí un grabado del membrete de una factura de 1892.
Nuestro
pueblo iba creciendo y se construyó la estación del ferrocarril con el tramo
Sevilla Cádiz, que fue inaugurada el 1 de mayo de 1860.
Don
Manuel Alpériz Bustamante y doña Juana González Morales querían abrir una nueva
fábrica de yute y era necesario que estuviera cerca de la estación del
ferrocarril porque el yute venía de África. Compraron unos terrenos conocidos
como "El hoyo del negro" y ahí construyeron la fábrica de Textiles
del Sur.
Nacido en
Sevilla en 1841, Manuel Juan Alpériz Bustamante se dedicó desde joven al
comercio, siguiendo los pasos de su padre, Manuel Alpériz Ruiz, de oficio
talabartero, quien en torno a 1860 abrió en Sevilla (calle Dados) una pequeña
fábrica de tejidos de yute.
"Una
estratégica ubicación en las inmediaciones de Dos Hermanas, hoy a escasos
minutos del centro histórico, que permitía potenciar el tráfico ferroviario,
con el tren pasando al lado, y daba la oportunidad de incorporar una zona de
expansión para albergar a los obreros que llegaban de fuera construyendo un
nuevo barrio para acogerlos".
Según
recoge el cronista oficial de la ciudad nazarena, Pedro Sánchez Núñez, en un
artículo publicado en 1992 en la Revista de Feria.
La
familia Alpériz tiene una fábrica en Sevilla en la calle Lineros Nº 16, pero
decide buscar un terrero para construir otra más grande.
Ese año
don Manuel Alpériz Bustamante, acompañado por el suegro de su hijo Manuel, el Sr. D.
Antonio Cordón, visitaron algunas localidades cercanas a Sevilla y al Sr.
Alpériz le gustó Dos Hermanas. Él quería abrir una nueva fábrica de yute cerca
de Sevilla y era necesario que estuviera junto a la estación del ferrocarril.
Compró unos terrenos conocidos como el "Hoyo del Negro" para
construir la fábrica. Deciden que se quieren construir una casa Palacio y
adquieren la huerta del Arellano, al lado de los terrenos de la Fábrica.
La
familia Alpériz vivía en Sevilla en Plaza Nueva. El matrimonio tenía dos hijos, Manuel y José Mª. (Hay quienes dicen que eran sus sobrinos). José Mª y su
esposa Justa Llamas tuvieron un hijo, José y una hija Juanita, vivían en el
País Vasco. Su hijo Manuel trabajaba en la fábrica de yute. Manuel se casó con la sevillana Rosario Cordón y tuvieron dos
varones, Manuel y Antonio.
En Dos
Hermanas había muchos almacenes de aceitunas donde trabajaban la mayoría de las
mujeres, y los hombres trabajaban en los almacenes de toneleros. Así que para
conseguir el personal para trabajar en la fábrica fueron a varios pueblos.
Comenzó
un nuevo problema que era el de ubicar a esas familias. Empezaron a construirse
casas de vecinos, pero no eran suficientes. Así que el Sr. Alpériz compra unos
terrenos llamados "de la Grúa", que estaban poblados de olivos,
situados al otro lado de la vía del tren y comienza a construir unas 300
viviendas para alojarlos. Estas personas serían las que trabajaban en la
fábrica de textiles del Sur. De su sueldo se les descontaba el alquiler.
Dª Juana
González Morales, esposa de Alpériz, tiene amistades con Eugenio Almaraz y su
hermana María, hermanos del que más tarde sería el arzobispo de Sevilla.
Aconsejada por Eugenio, va al convento, acompañada de su nuera Rosario Cordón,
a buscar a una joven para que sea su dama de honor. Allí conoció a la hermana
Pilar, que les mostró a cinco jóvenes para que ella seleccionara la que más le
gustara. Pronto se fijó en Juanita Ruiz; era alta, morena, de ojos marrones,
tenía buena presencia, y ella fue la elegida.
Conforme
comenzaron a construir la fábrica de Yute, se hicieron en el lado izquierdo dos
casas. Una fue para la familia Alpériz, que de vez en cuando vivían en ella
porque a D. Manuel Alpériz le gustaba vigilar las obras. En la otra se
instalaron los mecánicos que habían venido a montar los telares y más tarde a
enseñar a los obreros.
En el
lado izquierdo, entrando en la fábrica, estaba la casa del portero. Entre la
casa del portero y las oficinas se construyó una torre. Esta torre, aún se
puede ver, era un pararrayos porque la fábrica funcionaba con electricidad.
Dª Juana
comenzó a conocer a los albañiles y comprobó que no había colegio en este
pueblo. Habló con el arzobispo Marcelo Spínola Maestre, que la puso en
contacto con una congregación para que enviaran monjas.
La
comunidad de las Hijas de la Caridad llegó a la villa gracias a las gestiones y
a la ayuda económica de D. Manuel Alpériz Bustamante y de su esposa Doña Juana
González, los cuales solicitaron al arzobispo Marcelo Spínola Maestre la venida
de cuatro Hijas de la Caridad con el fin de instruir en la religión cristiana a
las jóvenes que habían de acceder a trabajar y a las que ya estaban trabajando
en la fábrica. Este cometido lo completan con ejercicios espirituales y
preparación para recibir los sacramentos.
Las
monjas se instalaron en la casa que se había construido al lado de la fábrica.
Porque el Palacio estaba en obras, hasta que le buscaron y acondicionaron una
vivienda para ellas. Al poco tiempo, en 1892, se instalaron en la calle
Lamarque de Novoa; desde allí cada día, las Hijas de San Vicente de Paul iban a
la fábrica y explicaban el Catecismo a las que estaban trabajando. Más tarde
hacían la comunión que se celebraban en la Fábrica.
Estas
monjas se llamaban: Sor Rafaela Francés, con la edad de 40 años, y las otras 3 de
treinta y tantos eran: Sor Teresa Sánchez, Sor Concepción Callejas y Sor
Victoria Silva, mujeres en plena juventud llenas de energía para entregarse a
los demás. Al poco tiempo se instalan en la calle Lamarque de Novoa y se
inaugura el colegio con el nombre de la Sagrada Familia. Más tarde se
trasladaron a la calle de la Mina donde estuvieron unos tres años. Luego
recibieron grandes donativos y compraron una casa en la calle Conde de Ibarra,
posteriormente denominada calle Real Utrera. Allí residen hasta el día de hoy.
En Dos
Hermanas, en el 1892, comienza a funcionar el colegio para las niñas, pero
había que buscar un colegio para los niños.
Doña
Juana se pone en contacto con la congregación fundada por Luis Amigó de
Terciarios Capuchinos amigonianos. José Mª de Sedaví, brazo derecho del padre
fundador, y Manuel de Alcalhalí llegan a Dos Hermanas con el encargo de llevar
a cabo los inicios de la que sería tercera casa de la Congregación, después de
la de Valencia (San José en Godella) y de la de Madrid (Santa Rita en
Carabanchel). Con los fondos donados por Dª Dolores Armero y Benjumea (125.000
ptas.) y con la ayuda de otros benefactores, entre ellos la familia Alpériz, se
instalan en una finca que se conocía como la Quinta de San Agustín, vulgarmente
llamada Huerta del Rey.
Sería en
el 1899 cuando comenzaron los primeros niños a recibir clases en lo que se
conocía como La Colonia de San Hermenegildo, un colegio sólo para niños.
También atendieron a las Hijas de San Vicente de Paúl.
Los
domingos a las 9 de la mañana daban una misa a todos los trabajadores de la
Fábrica de Yute. A estas misas acudían los trabajadores con sus familias,
porque después de la misa se repartía un desayuno. La banda de música tocaba y
la gente bailaba.
Pero la
fábrica fue mucho más que producciones de sacos. Con ella, vino una época de
esplendor al municipio que experimentó un notable crecimiento con la llegada de
trabajadores de otros pueblos. Desde la fábrica de Alemania en 1895 vino Carlos
Wenceslao Soldat, que había nacido en Praga cuando Bohemia estaba incorporada
al Imperio Austrohúngaro. Una vez terminado el montaje volvió a Praga a
contraer matrimonio con Paula Brozek Mohelsky. Una vez casados volvieron a Dos
Hermanas. Se compró una casa en la Calle Real Utrera que hace esquina con la C/
Purísima Concepción. Era y es una casa con jardín delantero conocida como la
casa del alemán, aunque en realidad él era checo. Su casa está ocupada por sus
descendientes.
El
Palacio iba tomando forma. Era de estilo Neomudéjar, contiene múltiples
ventanales en forma de arco de herradura y paños con motivos geométricos
árabes, que causaron la sorpresa y admiración de propios y extraños y, por
supuesto, las tres cúpulas decoradas con azulejos que coronaban el edificio. Los azulejos eran de la fábrica Mensaque situada en Triana.

Dª Juana quería inaugurarlo en el inicio del
siglo XX, así que le decía a los albañiles que se dieran prisa. El palacio
contaba en la planta baja con un despacho, antedespacho, vestíbulo, comedor,
cocinas y dos salones. También había algunos dormitorios con una puerta camuflada. La
amplia escalinata principal da acceso a la segunda planta. En esta segunda
planta existía un salón frente a la escalera principal, una pequeña sala
biblioteca, otro comedor, un cuarto de aseo y tres dormitorios. A la primera
planta se accedía por la escalera de servicio, allí estaban los dormitorios del
personal doméstico. En la tercera planta estaban los lavaderos y el acceso a la
terraza superior. Por supuesto, desde muy temprano, el palacio contó con luz
eléctrica y teléfono, cuando, prácticamente, en ninguna casa del pueblo
existían, ni siquiera en el Ayuntamiento.
Por fin pudieron pasar la Navidad de 1899 en el
Palacio, aunque todavía faltaban muchos detalles. Aquella Navidad la casa se
llenó de gente. La cena de nochebuena fue muy familiar, y luego se marcharon
todos a la misa del gallo. En cambio la cena de nochevieja fue multitudinaria. Había
monjas, curas, obispos, el arzobispo Marcelo Spínola Maestre, la esposa de su hijo Manuel, Rosario Cordón
y los padres de ella, además del Rey D. Alfonso XIII, el cual se convirtió en
un asiduo visitante del Palacio, el alcalde Manuel Rodríguez y otros miembros del ayuntamiento,
su hijo José Mª y su familia que habían venido desde el País Vasco a pasar las
fiestas. También acudieron José Mª Ybarra Menchacatorre, III Conde de Ybarra y su
esposa María
Josefa Mendaro y Romero. Las hijas de la caridad y los terciarios capuchinos. Los Alpériz trajeron una banda de trabajadores de la fábrica para
tocar música y bailar.
En la primavera de 1900 vinieron desde
Paris para conocer la Semana Santa la familia Forestier, muy amigos de los
Alpériz, les acompañaba su hijo, Jean Claude Nicolás Forestier que tenía 39 años, era arquitecto paisajista muy reconocido en Paris
donde había realizado muchos trabajos en jardines. Pronto convenció a doña Juana
para que parte de la huerta de naranjos la convirtiera en unos bonitos
jardines, hizo varios bocetos, a la familia Alpériz les encantó y le encargaron
la tarea de decorar sus jardines. La familia Forestier se marchó a Paris y su hijo Jean
Claude se quedó a vivir en el Palacio. Pronto
fue conocido en nuestra localidad como “Juanito el Franchute” en aquellos años
estaba escribiendo un libro titulado: “Grandes ciudades y sistema de parques”.

A ella le gustaba mucho la literatura y quería que en sus jardines se le
rindiera un pequeño homenaje a Miguel de Cervantes porque El Quijote era su
libro preferido. Jean Claude Nicolás le construyó un banco con azulejos de la
historia del Quijote. Son azulejos pintados a mano por Manuel Arellano Campos que trabajaba en la fabrica de Mensaque, situada en Triana. Había también una fuente.
Durante este tiempo su dama de honor se enamoró de uno de los maestros
albañiles y Dª Juana que quería mucho a Juanita la llevaba al convento para que
hablara con su novio dos horas cada semana. Juanita tenía dos hermanas internas
en el convento a las cuales visitaba después de hablar con su novio. Ya una de
ellas había cumplido 14 años, por lo tanto podía trabajar y así se lo hizo
saber a Dª Juana. Ella fue de nuevo al convento y quiso hablar con la hermana
Pilar la que le informó que Pepita era una joven muy lista y que le ayudaba con
la intendencia del convento. Dª Juan se la llevó a trabajar al Palacio y la
colocó de ama de llaves y de gobernanta. Sólo quedó en el convento su hermana Inés, que cuando
cumplió 14 años la colocaron a trabajar en la Fábrica de Yute.
Delante
de la fachada, en lo que restaba de la huerta del Arellano, Jean Claude Nicolás
Forestier diseñó unos bellos jardines que reflejaban a las claras el poderío y
esplendor de los negocios de los Alpériz.
Los jardines fueron de estilo regionalista, con
estatuas, glorietas y grandes bancos de cerámica. También construyó un estanque
donde había una pareja de cisnes.
En la época de esplendor del palacio, se podían ver
pasear por los jardines una pareja de pavos reales y nadar en el estanque dos
parejas de cisnes blancos. Entre la casa palacio y la fábrica existía un amplio
patio rectangular ajardinado, presidido por una estatua de San José que en la
actualidad se encuentra en un lado de los jardines principales, próxima a la
actual avenida 28 de febrero. La finca tenía una alberca para regar el huerto
que producía las verduras que consumían y los naranjos. En aquellos tiempos los
olivos no se regaban.
Jean Claude se quejaba del calor que hacía en estas
tierras. Al principio después de almorzar se quedaba escribiendo su libro, pero
pronto adoptó nuestras costumbres de dormir la siesta un ratito.
El
hijo de Dª Juana, Manuel, lo lleva a conocer los jardines de Sevilla. Forestier
en sus paseos le encantó los jardines de los Montpensier, que rodeaban el
palacio de San Telmo. Paseó muchas veces por el monte Gurugú y la
isleta de los patos,
que tenía fama de ser el lugar del idilio de D. Alfonso XII y su prima María de
las Mercedes, hija de los duques de Montpensier. Jean Claude estuvo viviendo en el Palacio hasta 1905. Trabajó en jardines de Badajoz, Córdoba, Sevilla, Marrakech, Ronda, Madrid, Barcelona y cuando fue a Paris preparó su proyecto para trabajar en los jardines de lo que sería el Parque de Mª Luisa Fernanda y adecuarlos para la exposición Iberoamericana del 1929.
Un
romance de leyenda en cuyos ribetes de encaje rosa se cuelan los tenebrosos
bacilos de koch, que terminarán matando a la joven reina.
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Durante este tiempo se enamora de la dama de honor uno
de los maestros albañiles, Agustín González Gómez, y le pide que sea su novia,
también le pidió permiso a D. Juana para mantener estas relaciones. Dª Juana
que quería mucho a Juanita la llevaba al convento para que hablara con su novio
dos horas cada semana. Juanita tenía dos hermanas internas en el convento a las
cuales visitaba después de hablar con su novio.
La
dama de honor de Dª Juana González de Alpériz.
Juana Ruíz Moreno, hija de Pedro y
de Josefa nació en Hinojos, Huelva. Era hija de agricultores. Su madre muere de
parto a dar a luz a su sexta hija (Inés). Dos años más tarde su padre muere y
la familia paterna se queda con los varones para que les ayuden con los
trabajos del campo y envían a las tres hembras a un convento interno de Sevilla
para que las preparen y las enseñen a trabajar como criadas. La hermana Pilar además
de la enseñanza normal de cualquier colegio, hacía andar a las niñas con dos
tomos de libros en la cabeza para que anduvieran rectas. Juanita era su
favorita, era obediente, tenía buen porte y aprendía pronto. Como ya sabéis Dª.
Juana González Morales de Alpériz se lleva a Juanita para que sea su dama de
honor, compañera de salida, confidente y fue su mejor amiga. Al poco tiempo se
enamora de ella el maestro de obras Agustín González Gómez. Después de unos
años de relación le pide a Juanita que se case con él. Enterada Dª Juana le
regala una casa en lo que hoy se conoce como Avda. de Andalucía. Era una casa
de una planta, con dos dormitorios, un salón, cocina, retrete, un patio con un
pozo y una huerta pequeña. Le regala el dormitorio completo de su madre, un
cuadro de plata del Gran Poder, varios cuadros de artistas sevillanos,
mobiliario para la casa, vajilla y cristalería para la cocina.
La fiesta de la boda
se celebró en el Palacio. Dª Juana y D. Manuel fueron los padrinos.
Los
gastos originados por el nivel de vida que llevaban la familia Alpériz hacen
que tengan que interrumpir muchas de sus obras. La primera en interrumpirse son
las casas para los obreros.
El día 15 de enero de 1906 muere
D. Manuel Alpériz Bustamante. Su hijo José Mª junto
con su esposa y sus dos hijos pasan una temporada en el Palacio para acompañar a su
madre. Más tarde tienen que volver al país vasco para hacerse cargo de sus
negocios.
La ausencia de Don Manuel se aprecia también en la
vida diaria de su casa palacio. Atrás quedan los años de prosperidad, cuando se
veían en el jardín dos parejas de cisnes blancos en el estanque y una pareja de
pavos reales, o cuando la banda de música formada por obreros de la fábrica,
tomaba parte en todos los festejos que se hacían en el palacio y en el pueblo.
Tras el fallecimiento de Alpériz, muy sentido en Dos Hermanas, su viuda, Juana
González (asesorada por sus operarios más cercanos) lleva cinco años intentando
sacar el negocio adelante. Sin embargo, está atravesando grandes vicisitudes,
porque algunos acreedores de su marido amenazan con entablarle un pleito. Le exigen cantidades de dinero que ella no puede satisfacer.
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Antonio Tinoco Arahal 1910
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Igualmente, la viuda de Alpériz está encontrando grandes dificultades para
seguir costeando los gastos del colegio de niñas “Sagrada Familia”, fundado
gracias a las gestiones y a la ayuda económica prestada por su marido. Las
Hijas de la Caridad, que dirigen esta escuela, están muy preocupadas por el
futuro de sus alumnas, y empiezan a buscar ayudas en caso de que la viuda de
Alpériz se vea obligada a interrumpir su mecenazgo. Lo mismo ocurre con el colegio San Hermenegildo.
La fábrica, y los terrenos para las viviendas de los obreros fueron
vendidos a D. José Lissén Hidalgo en el año 1912. Su hijo Manuel se colocó a trabajar en el Banco de España. Aunque mantenían la fábrica de yute en la Calle Lineros.
Estuvieron unos años de juicio porque Lissén había puesto una clausula en el contrato, decía que aceptaba la venta del Barrio, la fábrica y las casas adyacentes, cosa los abogados pensaron eran las casas junto a la fábrica, las casas que habían en los jardines de dicha fábrica, pero que el juez entendió que estaba incluida la venta del Palacio, cosa que Dª Juana no quería, pero que ella había firmado, así que D. José se instaló en el palacio. Intentó hacer las fiestas que organizaba la familia Alpériz, pero las familias de Dos Hermanas no querían acudir a sus fiestas por el engaño que le había hecho a doña Juana.
Dª Juana se marcha a vivir a Sevilla con su hijo Manuel y su nuera. Comienza a tener pérdidas de memoria, decían los médicos que era debido a la tensión a la
que había estado sometida.
Pasaron unos años y un domingo después de oír misa con su hijo Manuel, su esposa y sus hijos, (el nieto Manuel era el monaguillo ) se quedaron en
la puerta de la Catedral hablando con los amigos, al despedirse vieron que su
madre no estaba con ellos, pensaron que se había ido con cualquiera de las amigas.
Ellos muchos domingos invitaban a almorzar a algunos y otras veces eran ellos
los invitados. Por la tarde viendo que no volvía comenzaron a preguntar en casa
de sus amigos, pero no la encontraron, lo pusieron en conocimiento de la
Guardia Civil que estuvo toda la noche acompañando a su hijo a buscarla, pero
no la hallaron. A las tres semanas apareció con la Guardia Civil en su puerta.
Estaba muy desmejorada, no recordaba dónde había estado, la Guardia Civil les
informó:
“Nos llamaron de una obra para decirnos que allí se
refugiaba desde hacía más de una semana, una anciana a la que había reconocido
un albañil residente en Dos Hermanas y que decía que creía que era Dª Juana
González viuda de Dª Manuel Alpériz. Al preguntarle, ella no recordaba quién
era. Les pedia comida que cambiaba por las joyas que llevaba puesta. Lo pusieron en conocimiento de la Guardia
Civil y como había una denuncia nos acercamos en su busca y queríamos comprobar
si efectivamente era D. Juana”.
A
los seis meses murió Dª Juana González. Fallece en 1920. Ésta fue la única foto que se conserva de aquellas últimas reuniones en el Palacio de Alpériz.
José Julio Lissén estuvo pocos años viviendo en el Palacio, dicen que se le aparecía el fantasma de doña Juana reclamándole el Palacio, ya que la había engañado. Así que se marcho del Palacio y éste quedó abandonado y la fábrica la vendió a unos ingleses.
Pepa, el ama de llaves y gobernanta, siguió viviendo con Manuel, su esposa Rosario y con sus hijos. Su nieto Manuel se metió a cura y su nieto Antonio siguió al frente de la empresa de textiles situada en la C/ Lineros Nº 16 de Sevilla. Se casó con Dolores y se quedó a vivir con sus padres. Tuvieron una hija que se llamaba Charo que se metió a monja.
1.- Raimunda Moreno. 2.- Alfonso Caraballo.
.3.-José Mª Alpériz González con su hija Juanita a su derecha y su hijo Manuel a su izquierda.
4.- El Superior de los Padres Terciarios.5.-Eugenio Almaraz Santos, Hermano y Secretario de Cámara del
Arzobispo. 6.-Padre Jesuita Milagros.7.-Rafael Arocha. 8.-Miguel del Castillo.9.-El
arzobispo Monseñor. Enrique Almaraz Santos. 10.-Ingeniero Emilio González Llamas.
11.-Marcelino Agea.12.- Notario Antonio de Lemos.13.-Vicente
Rodriguez.14.-Manuel Alpériz González. 15.- Sacerdote Rafael Nuñez.16.-Las tres hermanas
que dirigen la escuela de la Sagrada familia. Sor Rafaela Francés, Sor Teresa Sánchez y Sor Concepción Callejas. 17.-Justa Llamas esposa de José Mª
Alpériz. 18.-María Almaraz Santos. 19.-Señora de Manuel Alpériz, Rosario Cordón con sus
hijos Manuel y Antonio. 20.- Señora Viuda de Alpériz, Juana González Molares.
En el recuerdo de muchos nazarenos se mantiene aún
intacto el devenir de esta fábrica que llegó a producir en sus mejores años
unos 25.000 sacos diarios que se exportaban a Argelia, Túnez y Pakistán,
mientras que la hilatura se vendía principalmente en La Rioja, País Vasco y
Levante. La materia prima provenía de China y La India para ser tratada en la
fábrica de Dos Hermanas a través de un laborioso proceso que se fue mecanizando
cada vez más, lo que postergó a un segundo plano la mano de obra de los
trabajadores y provocó, por tanto, la consecuente disminución de la plantilla.
José Julio Lissén Hidalgo, era el nuevo propietario de la
Fábrica de Yute. Él terminó de construir el Barrio de San José, para alojar a obreros
proveniente de otros pueblos, para trabajar en la Fábrica.
D. José Lissén Hidalgo dio nombre en 1919 a la calle donde se ubicaba la
industria bajo la denominación de avenida de Lissén. El Palacio fue conocido por el Palacio Lissén.
Este barrio era una gran casa de vecinos que disponía de 304 cuartos en donde
las familias hacinadas compartían cocinas y precarios aseos. En el mismo no
había alcantarillado.
Consistían las casas en dos habitaciones. Una hacía de dormitorio y la otra de salón, comedor y cocina.
Había unos lavaderos comunitarios lugar de reunión
para las mujeres. Había también una hilera de servicios.
La gente que vivía en el barrio de San José eran
trabajadores de la fábrica de Yute. Según me cuentan le descontaban del
sueldo el alquiler de la casa.
Los excesivos gastos que tenía D. José Julio Lissén Hidalgo
hicieron que tuviera que vender la fábrica de Yute y el Palacio.
La actividad se suspendió en la fábrica a partir de
1927 cuando un incendio destruyó gran
parte de las instalaciones. El periódico ABC lo contaba así el 12 de
julio de aquel año: «la fábrica de hilados de yute del pueblo de Dos Hermanas
ha sido destruida, en su mayor parte, por un incendio durante la madrugada
anterior. Dicha fábrica ocupaba 25.000 metros cuadrados de extensión y se calculan las pérdidas en más de dos
millones de pesetas. El siniestro crea una angustiosa situación a las
familias que trabajaban en la fábrica. Se ignoran las causas que originaron el
fuego. Éste inutilizó la instalación telefónica, retrasando los primeros
avisos. Entonces se hizo sonar la sirena de la fábrica y tocaron las campanas
de la iglesia de Santa María Magdalena».
En menos de dos horas, el fuego se propagó a siete
naves, dejando calcinada la mayor parte de la maquinaria.
El estupor y la incertidumbre se reflejan hoy en el
vecindario nazareno, tras comprobarse las consecuencias del pavoroso incendio
producido en la madrugada del día 11 al 12 de julio y que, en menos de dos
horas, arrasó siete naves de la fábrica de yute, una extensión de más de 6.000
metros cuadrados.
El ingeniero Aguilar, en una primera observación,
atribuye el origen del fuego a la fermentación de las grasas de las que estaban
elaboradas las borras, en la nave de las ‘canillas’. De esta se propagó a las
de hilaturas, tejidos y costura, quedando calcinadas, entre otras, 70 máquinas
suavizadoras de yute, 197 telares, 20 máquinas de coser alpargatas y cinco
máquinas canilleras, además de material aún por cuantificar. Se sabe que en una
de las naves destinada a almacén se quemaron 500 balas de yute, si bien se han
salvado otras por valor de 70.000 pesetas. También se libró del fuego el Palacio del dueño de la industria, José Julio Lissén, situado junto a la fábrica.
No es la primera vez que la fábrica sufre un incendio.
Hace solo un mes se produjo un conato que pudo sofocarse y hace siete años, en
1920, ocurrió otro que causó grandes pérdidas materiales y paralizó la
industria un tiempo.
Pero el incendio de anoche es de tal envergadura que
se habla incluso de cerrar la fábrica definitivamente. Las primeras
estimaciones apuntan a pérdidas de 2.5 millones de pesetas, cantidad difícilmente
asumible.
Y ahora... ¿qué?
Es lo que se preguntan hoy los 1.500 operarios de uno y otro sexo que, en su
mayoría llegados de otras localidades y residentes en el barrio de San José,
componen la plantilla de Yute, S.A. Sus familias dependen totalmente de esta
actividad fabril. El alcalde, Joaquín Varo, se entrevistó con el
gobernador civil para buscar soluciones. Se baraja el cierre definitivo. Las
deudas obligaron a venderla a unos ingleses, permaneciendo en ese periodo, sin
actividad. El palacio permanece cerrado.
El Ayuntamiento medió en aquella época para conseguir
reanudar la actividad, pero no fue hasta el estallido de la Guerra Civil cuando
la fábrica volvió a tener movimiento.
 |
Nombran a Santa Ana patrona del gremio textil.
En los años cincuenta, cuando Textiles del Sur estaba regida
por D. José Aguilar, y la Parroquia por D. José Ruiz Mantero, Santa Ana, fue
nombrada también patrona de la Fábrica, y con ese motivo fue trasladada allí
por miembros de la Hermandad ,devotos, y los mismos operarios de la Industria. |
Según narra Pedro Sánchez en un artículo recogido en
la Revista de Feria de 1992. "En enero de 1937 Gonzalo Queipo de Llano reabrió la fábrica, bajo el nombre de J. Juanals,
para «atender las necesidades de suministro de sacos para las trincheras y para
el transporte de aprovisionamiento».
Sin embargo, el destino le deparaba a esta fábrica un
nuevo suceso que marcaría su devenir.
La fábrica llegó a tener más de 1.500 trabajadores,
por lo que no estuvo exenta de conflictos laborales a lo largo de su andadura,
y durante mucho tiempo fue la principal industria de la ciudad, amén de los
almacenes de aceitunas que también empezaban a consolidar una economía
emergente en Dos Hermanas."
 |
Encarnación Ramírez Patrocinio 1960
|
En 1962, otra vez, el
fuego asolaba las instalaciones cuando era su propietario Salvador Guardiola
Fantoni. A raíz de este incendio se modernizaron las máquinas y llegó el
capital francés. Ésta foto es de las comuniones que se celebraban en la fábrica de yute.
Luego vendrían otros dueños. 1972 fue propiedad de Alfombreros de Crevillente
y terminando como Sociedad Anónima Laboral de los propios
trabajadores. La fábrica cerró su actividad el 31 de marzo de 1989. El barrio San José fue demolido y sus vecinos fueron trasladados a la Bda. de Los Potros en el año 1979.
Fue comprada em 1990 por un industrial nazareno (Transportes
Espina, S.A) vendida por esta empresa, actualmente hay construida una barriada
de viviendas incluida dentro del casco urbano de Dos
Hermanas.
Sólo nos queda la imagen del pararrayos que había en la fábrica.

El Palacio de Alpériz ha tenido varios
usos. En 1937 el Palacio es visitado por el alcalde don Manuel Andrés Traver, Gonzalo Queipo de Llano y varios falangistas con el propósito de ver las instalaciones para convertirlo en un ala del Sanatorio del Tomillar, En 1938 se inaugura como Sanatorio Enfermería Antituberculoso con 110 camas y se le denomina Sanatorio Recreo de San José. Lo inauguró Severiano Martínez Anido, Presidente del Patronato Nacional Antituberculoso. Al
estar éste saturado de enfermos de tuberculosis, habiéndose observado por muchas personas, a
enfermos en camas, descansando al Sol en los jardines. Fueron atendidos por las
monjas, Hijas de la Caridad de Santa Ana, las cuales atendían el
Hospital. Este actividad terminó en 1949. El Palacio fue conocido como el Recreo de San José.
A partir del año 1952 se inaugura como Preventorio, para acoger
hijos e hijas de enfermos de tuberculosis, los cuales se trataban en el
Hospital de El Tomillar. Se le conocía con el nombre de Preventorio Infantil de Santa
Teresa.
Otra visita sorprendente, se produjo en
el Preventorio de Santa Teresa el día 25 de abril de 1953, cuando estuvo aquí la esposa del Jefe del
Estado, Dª Carmen Polo de Franco, a la que acompañaban la marquesa de Huétor de Santillana, el Gobernador Civil, D.
Alfonso Ortiz Meléndez Valdés y su señora, y su secretario, el Marqués de Esquivel. Por las
autoridades locales, el Alcalde, Fernando Fernández, José Castro Román,
Francisco Gómez Carballido y Mariano Moreno Jover. Por la Parroquia, D. Juan
Núñez Villagrán, D. José María Buces y el sacristán, Francisco López,
Frasquito. La superiora del centro y el médico D. Francisco Leyva y el director del centro D. Ernesto Ollero.
La Sra. Ortiz le entregó un hermoso ramo de flores y lo mismo hizo una humilde mujer del pueblo.
Una vez visitado todo el centro se marchó a Sevilla, como así recoge el ABC publicado en aquellas fechas.
Más tarde se crea el Hogar del
Pensionista, instalándose en el Palacio del Alpériz, el 1 de diciembre de 1973,
dependiendo del Servicio de Asistencia al Pensionista en Madrid y a su vez de
la Delegación de Mutualidades Laborales en Sevilla. Desde 1973 a
1979 existieron 23 apartamentos, en el que vivían permanentemente 56 personas. (Estos apartamentos, se destruyeron y la zona no se utiliza, ya que es propiedad de 6 obreros de la fábrica de Yute).
Más
tarde se dedicó a Centro de participación activa para personas mayores. Fue inaugurado oficialmente el 13 de
Mayo de 1974 por D. Licinio de La Fuente, el entonces Ministro de Trabajo,
siendo director del Centro D. Rafael Pérez de Agreda, hasta 1975. De 1975 a 1979 la Dirección del Centro la llevó D.
José Valero Follana. De 1980 a 1990 la Directora del Centro fue Dª Pilar Gómez
Jiménez y desde 1990 la Directora fue Dª Mª Carmen Pérez Martín hasta
septiembre del 2015 y actualmente la directora es Dª Milagrosa Serrano Lobato.
Destacamos las obras que se llevaron a cabo en el
Palacio, para su remodelación y adaptación a Centro de Participación Activa para las personas mayores desde
los años1983 a 1988, las cuales obligaron a los usuarios a trasladarse a las instalaciones
de la Calle Ejido, Cristóbal Colon y Parque de la Alquería (Edificio Casa de la
Cultura).
En el año 2006 se llevó a cabo el
Alumbrado Artístico del Palacio de Alpériz, realizado por Sevillana Endesa. Hoy en
día en el Palacio hay numerosos talleres, zonas de ocio, bar, gimnasio,
podólogo, abogado y servicio de peluquería. Que disfrutamos las personas mayores de
nuestra ciudad.
Este mural y las pinturas que hay en la entrada, lo diseñó Miguel Gómez Terrón. Muchas personas del centro ayudaron a pintarlos.
Además de los testimonios de las personas que han vivido en nuestra ciudad, sobre todo Juana, Pepa e Inés Ruiz Moreno, he completado este artículo con datos de la revista cultural publicados por Pedro Sánchez y de los conocimientos aportados por Antonio Alanís, Antonio Redaño y otras personas que trabajaron en la fábrica y aquellos niños y niñas internos en el preventorio.
Aunque soy de Sevilla capital, nacido y criado allí, llevo viviendo en dos hermanas 17 años. Mis hijos han nacido aquí y me encuentro super adaptado y orgulloso de vivir en esta hermosa localidad llena de historia.
ResponderEliminarMe ha encantado todo lo que he visto y leído
Muchas gracias.
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