lunes, 29 de junio de 2015

Fábrica de Yute y Palacio de Alpériz.





Esta fábrica se instaló en Dos Hermanas en torno al 1850 de la mano de Manuel Alpériz Bustamante, en unos terrenos entonces conocidos como el «Hoyo del Negro» en la carretera de Dos Hermanas a Alcalá de Guadaíra,
"Una estratégica ubicación en las inmediaciones de Dos Hermanas –hoy a escasos minutos del centro histórico- que permitía potenciar el tráfico ferroviario, con el tren pasando al lado, y daba la oportunidad de incorporar una zona de expansión para albergar a los obreros que llegaban de fuera construyendo un nuevo barrio para acogerlos."

Según recoge el cronista oficial de la ciudad nazarena, Pedro Sánchez Núñez, en un artículo publicado en 1992 en la Revista de Feria.

La fábrica llegó a tener más de 1.000 trabajadores, por lo que no estuvo exenta de conflictos laborales a lo largo de su andadura, y durante mucho tiempo fue la principal industria de la ciudad, amén de los almacenes de aceitunas que también empezaban a consolidar una economía emergente en Dos Hermanas. La familia Alpériz tienen una fábrica en Sevilla en la calle Lineros Nº 16, pero decide buscar un terrero para construir otra fábrica. Nuestro pueblo iba creciendo y se construyó la estación del ferrocarril que fue inaugurada el 1 de mayo de 1860 con la apertura del tramo Sevilla- Cádiz.

Ese año don Manuel Alpériz Bustamante acompañado por el suegro de su hijo el Sr. D. Antonio Cordón, visitaron algunas localidades cercanas a Sevilla y al Sr Alpériz le gustó Dos Hermanas. Él quería abrir una nueva fábrica de yute cerca de Sevilla y era necesario que estuviera junto a la estación del ferrocarril. Compró unos terrenos conocidos como el “Hoyo del Negro” para construir la fábrica. Deciden que se quieren construir una casa Palacio y adquieren la huerta del Arellano, al lado de los terrenos de la Fábrica.
La familia Alpériz vivía en Sevilla en Plaza Nueva. Llegaron desde Guipúzcoa, allí tenían fábricas de textiles. Él era de origen italiano de familia de banqueros y financieros. Pero ellos se casaron y habían nacidos en Sevilla. El matrimonio tenía dos hijos, José Mª, y Manuel. José Mª y su esposa Justa Llamas tuvieron un hijo, Manuel y una hija Juanita, vivían en el País Vasco.  Manuel se casó con la sevillana, Rosario Cordón y tuvieron dos varones Manuel y Antonio. Su hijo Manuel trabajaba en el Banco de España.
En Dos Hermanas había muchos almacenes de aceitunas donde trabajaban la mayoría de las mujeres y los hombres trabajaban en los almacenes de toneleros. Así que para conseguir el personal para trabajar en la fábrica fueron a varios pueblos.
Comenzó un nuevo problema que era el de ubicar a esas familias. Empezaron a construirse casas de vecinos, pero no eran suficientes. Así que el Sr. Alpériz compra unos terrenos llamados “de la Grúa”, que estaban poblado de olivos, situado al otro lado de la vía del tren y comienza a construir unas 300 viviendas para alojarlos. Estas personas serían las que trabajaban en la fábrica de textiles del Sur. De su sueldo se les descontaba el alquiler.
Dª Juana González Morales, esposa de Alpériz, una vez que vuelve a Sevilla hace amistades con Eugenio Almaraz y su hermana María, hermanos del que más tarde sería el arzobispo de Sevilla. Aconsejada por Eugenio va al convento, acompañada de su nuera Rosario Cordón, a buscar a una joven para que sea su dama de honor. Allí conoció a la hermana Pilar, que les mostró a cinco jóvenes para que ella seleccionara la que más le gustara. Pronto se fijó en Juanita Ruiz Moreno, era alta, morena, de ojos marrones, tenía buena presencia, y ella fue la elegida. 

Conforme comenzaron a construir la fábrica de Yute se hicieron en el lado izquierdo dos casas. Una fue para la familia Alpériz, que de vez en cuando vivían en ella porque a D. Manuel Alpériz le gustaba vigilar las obras. En la otra se instalaron los mecánicos que habían venido a montar los telares y más tarde a enseñar a los obreros.
En el lado izquierdo, entrando en la fábrica, estaba la casa del portero. Entre la casa del portero y las oficinas se construyó una torre. Esta torre, aún se puede ver, era un pararrayos porque la fábrica funcionaba con electricidad.

Dª Juana comenzó a conocer a las familias de los trabajadores, al principio a los albañiles y comprobó que no había colegio en este pueblo.
Se dedicó a la búsqueda de una congregación para que enviaran monjas, también buscó un terrero para construir el colegio.

 La Comunidad de las Hijas de la Caridad llegó a la villa gracias a las gestiones y a la ayuda económica de D. Manuel Alpériz Bustamante y de su esposa Doña Juana González, los cuales solicitaron al arzobispo Marcelo Spínola Maestre la venida de cuatro Hijas de la Caridad con el fin de instruir en la religión cristiana a las jóvenes que habían de acceder a trabajar y a las que ya estaban trabajando en la fábrica.. Este cometido lo completan con ejercicios espirituales, preparación para recibir los Sacramentos.
Las monjas se instalaron en la casa que se había construido al lado de la fábrica. porque el Palacio estaba en obras, hasta que le buscaron y acondicionaron una vivienda para ellas. Al poco tiempo en 1892 se instalaron en la calle La Márquez de Novoa; desde allí cada día, las Hijas de San Vicente de Pául iban a la fábrica explicaban el Catecismo a las que estaban trabajando. Estas monjas se llamaban: Rafaela Francés con la edad de 40 años, las otras 3 de treinta y tantos eran: Sor Teresa Sánchez, Sor Concepción Callejas y Sor Victoria Silva, mujeres en plena juventud llenas de energía para entregarse a los demás. Al poco tiempo se instalan en la Calle La Marque de Novoa y se inaugura el colegio con el nombre de la Sagrada Familia.  Más tarde se trasladaron a la Calle de la Mina donde estuvieron unos tres años. Mas tarde recibieron grandes donativos y compran una casa en la Calle Conde de Ibarra, posteriormente denominada Calle Real Utrera. Allí residen hasta el día de hoy.

En Dos Hermanas en el 1892 comienza a funcionar el colegio para las niñas, pero había que buscar un colegio para los niños.
La congregación fundada por Luis Amigó de Terciarios Capuchinos amigonianos, José Mª de Sedaví brazo derecho del padre fundador y Manuel de Alcalhalí llegan a Dos Hermanas con el encargo de llevar a cabo los inicios de la que sería tercera casa de la Congregación, después de la de Valencia (San José en Godella) y de la de Madrid (Santa Rita en Carabanchel)  Con los fondos donados por Dª Dolores Armero y Benjumea (125.000 Pts) y con la ayuda de otros benefactores, entre ellos la familia Alpériz, se instalan en una casa que se conocía como la Quinta de San Agustín, vulgarmente llamada Huerta del Rey.
Sería en el 1899 cuando comenzaron los primeros niños a recibir clases en lo que se conocía como La Colonia de San Hermenegildo, un colegio sólo para niños. También atendieron a las Hijas de San Vicente de Paúl. 
Los domingos a las 9 de la mañana daban una misa a todos los trabajadores de la Fábrica de Yute. A estas misas acudían los trabajadores con sus familias, porque después de la misa se repartía un desayuno. La banda de música tocaba y la gente bailaba.

Pero la fábrica fue mucho más que producciones de sacos. Con ella, vino una época de esplendor al municipio que experimentó un notable crecimiento con la llegada de trabajadores de otros pueblos. Desde la fábrica de Alemania en 1895 vino Carlos Wenceslao Soldat que había nacido en Praga cuando Bohemia estaba incorporada al Imperio Austrohúngaro. Una vez terminado el montaje volvió a Praga a contraer matrimonio con Paula Brozek Mohelsky. Una vez casados volvieron a Dos Hermanas. Se compró una casa en la Calle Real Utrera que hace esquina con la C/ Purísima Concepción. Era y es una casa con jardín delantero conocida como la casa del alemán, aunque en realidad él era checo. Su casa está ocupada por sus descendientes.
El Palacio iba tomando forma. Era de estilo Neomudéjar, contiene múltiples ventanales en forma de arco de herradura y paños con motivos geométricos árabes, que causaron la sorpresa y admiración de propios y extraños y, por supuesto, las tres cúpulas decoradas con azulejos que coronaban el edificio.



Dª Juana quería inaugurarlo en el inicio del siglo XX, así que le decía a los albañiles que se dieran prisa. El palacio contaba en la planta baja con un despacho, antedespacho, vestíbulo, comedor, cocinas y dos salones. También había un dormitorio con una puerta camuflada. La amplia escalinata principal da acceso a la segunda planta. En esta segunda planta existía un salón frente a la escalera principal, una pequeña sala biblioteca, otro comedor, un cuarto de aseo y tres dormitorios. A la primera planta se accedía por la escalera de servicio, allí estaban los dormitorios del personal doméstico. En la tercera planta estaban los lavaderos y el acceso a la terraza superior. Por supuesto, desde muy temprano, el palacio contó con luz eléctrica y teléfono, cuando, prácticamente, en ninguna casa del pueblo existían, ni siquiera en el Ayuntamiento.

  Por fin pudieron pasar la Navidad de 1899 en el Palacio, aunque todavía faltaban muchos detalles. Aquella Navidad la casa se llenó de gente. La cena de nochebuena fue muy familiar, y luego se marcharon todos a la misa del gallo. En cambio la cena de nochevieja fue multitudinaria. Había monjas, curas, obispos, el arzobispo Marcelo Spínola, la esposa de su hijo Manuel, Rosario Cordón y los padres de ella, además del Rey D. Alfonso XIII, el cual se convirtió en un asiduo visitante del Palacio, el alcalde y otros miembros del ayuntamiento, su hijo José Mª y su familia que habían venido desde el país vasco a pasar las fiestas. También acudieron José Mª Ybarra Menchacatorre, III Conde de Ybarra y su esposa María Josefa Mendaro y Romero. Las hijas de la caridad y los terciarios capuchinos. Los Alpériz trajeron una banda de trabajadores de la fábrica para tocar música y bailar.
En la primavera de 1900 vinieron desde Paris para conocer la Semana Santa la familia Forestier, muy amigos de los Alpériz, les acompañaba su hijo, Jean Claude Nicolás Forestier que tenía 39 años, era arquitecto paisajista muy reconocido en Paris donde había realizado muchos trabajos en jardines. Pronto convenció a doña Juana para que parte de la huerta de naranjos la convirtiera en unos bonitos jardines, hizo varios bocetos, a la familia Alpériz les encantó y le encargaron la tarea de decorar sus jardines. La familia Forestier se marchó a Paris y su hijo Jean Claude se quedó a vivir en el Palacio. Pronto fue conocido en nuestra localidad como “Juanito el Franchute” en aquellos años estaba escribiendo un libro titulado: “Grandes ciudades y sistema de parques”.
 

A ella le gustaba mucho la literatura y quería que en sus jardines se le rindiera un pequeño homenaje a Miguel de Cervantes porque El Quijote era su libro preferido. Jean Claude Nicolás le construyó un banco con azulejos de la historia del Quijote. 


Durante este tiempo su dama de honor se enamoró de uno de los maestros albañiles y Dª Juana que quería mucho a Juanita la llevaba al convento para que hablara con su novio dos horas cada semana. Juanita tenía dos hermanas internas en el convento a las cuales visitaba después de hablar con su novio. Ya una de ellas había cumplido 14 años, por lo tanto podía trabajar y así se lo hizo saber a Dª Juana. Ella fue de nuevo al convento y quiso hablar con la hermana Pilar la que le informó que Pepita era una joven muy lista y que le ayudaba con la intendencia del convento. Dª Juan se la llevó a trabajar al Palacio y la colocó de ama de llaves. Sólo quedó en el convento su hermana Inés, que cuando cumplió 14 años la colocaron a trabajar en la Fábrica de Yute.
Delante de la fachada, en lo que restaba de la huerta del Arellano, Jean Claude Nicolás Forestier diseñó unos bellos jardines que reflejaban a las claras el poderío y esplendor de los negocios de los Alpériz.
A Dª Juana le gustaba mucho la literatura y quería que en sus jardines se le rindiera un pequeño homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, porque El Quijote era su libro preferido. Le construyó un banco con azulejos de las escenas de la novela del Quijote y una pequeña fuente.
Los jardines fueron de estilo regionalista, con estatuas, glorietas y grandes bancos de cerámica. También construyó un estanque donde había una pareja de cisnes.
En la época de esplendor del palacio, se podían ver pasear por los jardines una pareja de pavos reales y nadar en el estanque dos parejas de cisnes blancos. Entre la casa palacio y la fábrica existía un amplio patio rectangular ajardinado, presidido por una estatua de San José que en la actualidad se encuentra en un lado de los jardines principales, próxima a la actual avenida 28 de febrero. La finca tenía una alberca para regar el huerto que producía las verduras que consumían y los naranjos. En aquellos tiempos los olivos no se regaban.
Jean Claude se quejaba del calor que hacía en estas tierras. Al principio después de almorzar se quedaba escribiendo su libro, pero pronto adoptó nuestras costumbres de dormir la siesta un ratito.
El hijo de Dª Juana, Manuel, lo lleva a conocer los jardines de Sevilla. Forestier en sus paseos le encantó los jardines de los Montpensier, que rodeaban el palacio de San Telmo. Paseó muchas veces por el monte Gurugú y la isleta de los patos, que tenía fama de ser el lugar del idilio de D. Alfonso XII y su prima María de las Mercedes, hija de los duques de Montpensier. Jean Claude estuvo viviendo en el Palacio hasta 1905. Trabajó en jardines de Badajoz, Córdoba, Sevilla, Marrakech, Ronda, Madrid, Barcelona y cuando se fue a Paris preparó su proyecto para trabajar en los jardines de lo que sería el Parque de Mª Luisa Fernanda y prepararlos para la exposición Iberoamericana del 1929.
Un romance de leyenda en cuyos ribetes de encaje rosa se cuelan los tenebrosos bacilos de koch, que terminarán matando a la joven reina.
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Durante este tiempo se enamora de la dama de honor uno de los maestros albañiles, Agustín González Gómez, y le pide que sea su novia, también le pidió permiso a D. Juana para mantener estas relaciones. Dª Juana que quería mucho a Juanita la llevaba al convento para que hablara con su novio dos horas cada semana. Juanita tenía dos hermanas internas en el convento a las cuales visitaba después de hablar con su novio. Una de ellas había cumplido 14 años. Ya podía trabajar y así se lo hizo saber a Dª Juana. En una de esas visitas Dª Juana habla con la hermana Pilar, y la informó que Pepita era una joven muy lista, que la ayudaba con la intendencia del convento. Dª Juana se la llevó a trabajar al Palacio y la colocó de ama de llaves. Sólo quedó en el convento su hermana Inés, hasta que Juanita se casó, y entonces se fue a vivir con la nueva pareja. Cuando Inés cumplió 14 años la colocaron a trabajar en la Fábrica de Yute.

La dama de honor de Dª Juana González de Alpériz.


           Juana Ruíz Moreno, hija de Pedro y de Josefa nació en Hinojos, Huelva. Era hija de agricultores. Su madre muere de parto a dar a luz a su sexta hija (Inés). Dos años más tarde su padre muere y la familia paterna se queda con los varones para que les ayuden con los trabajos del campo y envían a las tres hembras a un convento interno de Sevilla para que las preparen y las enseñen a trabajar como criadas. La hermana Pilar además de la enseñanza normal de cualquier colegio, hacía andar a las niñas con dos tomos de libros en la cabeza para que anduvieran rectas. Juanita era su favorita, era obediente, tenía buen porte y aprendía pronto. Como ya sabéis Dª. Juana González Morales de Alpériz se lleva a Juanita para que sea su dama de honor, compañera de salida, confidente y fue su mejor amiga. Al poco tiempo se enamora de ella el maestro de obras Agustín González Gómez. Después de unos años de relación le pide a Juanita que se case con él. Enterada Dª Juana le regala una casa en lo que hoy se conoce como Avda. de Andalucía. Era una casa de una planta, con dos dormitorios, un salón, cocina, retrete, un patio con un pozo y una huerta pequeña. Le regala el dormitorio completo de su madre, un cuadro de plata del Gran Poder, varios cuadros de artistas sevillanos, mobiliario para la casa, vajilla y cristalería para la cocina.
La fiesta de la boda se celebró en el Palacio. Dª Juan y D. Manuel fueron los padrinos.
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Los gastos originados por el nivel de vida que llevaban la familia Alpériz hacen que tengan que interrumpir muchas de sus obras. La primera en interrumpirse son las casas para los obreros. 
El día 15 de enero de 1906 muere D. Manuel Alpériz Bustamante. Su hijo José Mª junto con su esposa y sus dos hijos pasan una temporada en el Palacio para acompañar a su madre. Más tarde tienen que volver al país vasco para hacerse cargo de sus negocios.

La ausencia de Don Manuel se aprecia también en la vida diaria de su casa palacio. Atrás quedan los años de prosperidad, cuando se veían en el jardín dos parejas de cisnes blancos en el estanque y una pareja de pavos reales, o cuando la banda de música formada por obreros de la fábrica, tomaba parte en todos los festejos que se hacían en el palacio y en el pueblo.
Tras el fallecimiento de Alpériz, muy sentido en Dos Hermanas, su viuda, Juana González (asesorada por sus operarios más cercanos) lleva cinco años intentando sacar el negocio adelante. Sin embargo, está atravesando grandes vicisitudes, porque algunos acreedores de su marido amenazan con entablarle un pleito. Le exigen cantidades de dinero que ella no puede satisfacer.

Antonio Tinoco Arahal 1910
Igualmente, la viuda de Alpériz está encontrando grandes dificultades para seguir costeando los gastos del colegio de niñas “Sagrada Familia”, fundado gracias a las gestiones y a la ayuda económica prestada por su marido. Las Hijas de la Caridad, que dirigen esta escuela, están muy preocupadas por el futuro de sus alumnas, y empiezan a buscar ayudas en caso de que la viuda de Alpériz se vea obligada a interrumpir su mecenazgo. La fábrica, y los terrenos para las viviendas de los obreros fueron vendidos a D. José Lissén Hidalgo en el año 1912. Estuvieron unos años de juicio porque Lissén había puesto una clausula en el contrato incluyendo la venta del Palacio, cosa que Dª Juana no quería, pero que ella había firmado, así que D. José se instaló en el palacio.
Dª Juana se marcha a vivir a Sevilla con su hijo Manuel y su nuera. Comienza a tener pérdidas de memoria, decían los médicos que era debido a la tensión a la que había estado sometida.
Pasaron unos años y un domingo después de oír misa con su hijo  Manuel, su esposa y sus hijos, (el nieto Manuel era el monaguillo ) se quedaron en la puerta de la Catedral hablando con los amigos, al despedirse vieron que su madre no estaba con ellos, pensaron que se había ido con cualquiera de las amigas. Ellos muchos domingos invitaban a almorzar a algunos y otras veces eran ellos los invitados. Por la tarde viendo que no volvía comenzaron a preguntar en casa de sus amigos, pero no la encontraron, lo pusieron en conocimiento de la Guardia Civil que estuvo toda la noche acompañando a su hijo a buscarla, pero no la hallaron. A las tres semanas apareció con la Guardia Civil en su puerta. Estaba muy desmejorada, no recordaba dónde había estado, la Guardia Civil les informó:
“Nos llamaron de una obra para decirnos que allí se refugiaba desde hacía más de una semana, una anciana a la que había reconocido un albañil residente en Dos Hermanas y que decía que creía que era Dª Juana González viuda de Dª Manuel Alpériz. Al preguntarle, ella no recordaba quién era. Les pidió dinero para comer. Lo pusieron en conocimiento de la Guardia Civil y como había una denuncia nos acercamos en su busca y queríamos comprobar si efectivamente era D. Juana”.
            A los seis meses murió Dª Juana González. Ésta fue la única foto que se conserva de aquellas reuniones en el Palacio de Alpériz.
José Lissén estuvo pocos años viviendo en el Palacio, dicen que se le aparecía el fantasma de doña Juana reclamándole el Palacio ya que la había engañado. El Palacio quedó abandonado.

Pepa, el ama de llaves siguió viviendo con D. Manuel y su esposa Rosario y con sus hijos. Su hijo Manuel se metió a cura y su hijo Antonio siguió al frente de la empresa de textiles situada en la C/ Lineros Nº 16 de Sevilla. Se casó  con Dolores y se quedó a vivir con sus padres. Tuvieron una hija que se llamaba Charo que se metió a monja.



1.- Raimunda Moreno. 2.- Alfonso Caraballo. .3.-José Mª Alpériz González con su hija Juanita a su derecha y su hijo Manuel a su izquierda. 4.- El Superior de los Padres Terciarios.5.-Eugenio Almaraz Santos, Hermano y Secretario de Cámara del Arzobispo. 6.-Padre Jesuita Milagros.7.-Rafael Arocha. 8.-Miguel del Castillo.9.-El arzobispo Monseñor. Enrique Almaraz Santos. 10.-Ingeniero Emilio González Llamas. 11.-Marcelino Agea.12.- Notario Antonio de Lemos.13.-Vicente Rodriguez.14.-Manuel Alpériz González. 15.- Sacerdote Rafael Nuñez.16.-Las tres hermanas que dirigen la escuela de la Sagrada familia. Sor Rafaela Francés, Sor Teresa Sánchez y Sor Concepción Callejas. 17.-Justa Llamas esposa de José Mª Alpériz. 18.-María Almaraz Santos. 19.-Señora de Manuel Alpériz, Rosario Cordón con sus hijos Manuel y Antonio. 20.- Señora Viuda de Alpériz, Juana González Molares.

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En el recuerdo de muchos nazarenos se mantiene aún intacto el devenir de esta fábrica que llegó a producir en sus mejores años unos 25.000 sacos diarios que se exportaban a Argelia, Túnez y Pakistán, mientras que la hilatura se vendía principalmente en La Rioja, País Vasco y Levante. La materia prima provenía de China y La India para ser tratada en la fábrica de Dos Hermanas a través de un laborioso proceso que se fue mecanizando cada vez más, lo que postergó a un segundo plano la mano de obra de los trabajadores y provocó, por tanto, la consecuente disminución de la plantilla.

José Lissén Hidalgo, era el nuevo propietario de la Fábrica de Yute. Él terminó de construir el Barrio de San José, para alojar a obreros proveniente de otros pueblos, para trabajar en la Fábrica.
D. José Lissén Hidalgo dio nombre en 1919 a la calle donde se ubicaba la industria bajo la denominación de avenida de Lissén.



Este barrio era una gran casa de vecinos que disponía de 304 cuartos en donde las familias hacinadas compartían cocinas y precarios aseos. En el mismo no había alcantarillado.
Consistían las casas en dos habitaciones. Una hacía de dormitorio y la otra de Salón, comedor, cocina




Había unos lavaderos comunitarios lugar de reunión para las mujeres. Había también una hilera de servicios.
La gente que vivía en el barrio de San José eran trabajadores de la fábrica de Yute. Según me cuentan  le descontaban del sueldo el alquiler de la casa.
Los excesivos gastos que tenía D. José Lissén Hidalgo hicieron que tuviera que vender la fábrica de Yute y el Palacio.
La actividad se suspendió en la fábrica a partir de 1927 cuando un incendio destruyó gran parte de las instalaciones. El periódico ABC lo contaba así el 12 de julio de aquel año: «la fábrica de hilados de yute del pueblo de Dos Hermanas ha sido destruida, en su mayor parte, por un incendio durante la madrugada anterior. Dicha fábrica ocupaba 25.000 metros cuadrados de extensión y se calculan las pérdidas en más de dos millones de pesetas. El siniestro crea una angustiosa situación a las familias que trabajaban en la fábrica. Se ignoran las causas que originaron el fuego. Éste inutilizó la instalación telefónica, retrasando los primeros avisos. Entonces se hizo sonar la sirena de la fábrica y tocaron las campanas de la iglesia de Santa María Magdalena».
En menos de dos horas, el fuego se propagó a siete naves, dejando calcinada la mayor parte de la maquinaria. 



El estupor y la incertidumbre se reflejan hoy en el vecindario nazareno, tras comprobarse las consecuencias del pavoroso incendio producido en la madrugada del día 11 al 12 de julio y que, en menos de dos horas, arrasó siete naves de la fábrica de yute, una extensión de más de 6.000 metros cuadrados. 
El ingeniero Aguilar, en una primera observación, atribuye el origen del fuego a la fermentación de las grasas de las que estaban elaboradas las borras, en la nave de las ‘canillas’. De esta se propagó a las de hilaturas, tejidos y costura, quedando calcinadas, entre otras, 70 máquinas suavizadoras de yute, 197 telares, 20 máquinas de coser alpargatas y cinco máquinas canilleras, además de material aún por cuantificar. Se sabe que en una de las naves destinada a almacén se quemaron 500 balas de yute, si bien se han salvado otras por valor de 70.000 pesetas. También se libró del fuego el chalet del dueño de la industria, José J. Lissén, situado junto a la fábrica.


No es la primera vez que la fábrica sufre un incendio. Hace solo un mes se produjo un conato que pudo sofocarse y hace siete años, en 1920, ocurrió otro que causó grandes pérdidas materiales y paralizó la industria un tiempo.
Pero el incendio de anoche es de tal envergadura que se habla incluso de cerrar la fábrica definitivamente. Las primeras estimaciones apuntan a pérdidas de 2.5 millones de pesetas, cantidad difícilmente asumible. 
Y ahora... ¿qué?
Es lo que se preguntan hoy los 1.500 operarios de uno y otro sexo que, en su mayoría llegados de otras localidades y residentes en el barrio de San José, componen la plantilla de Yute, S.A. Sus familias dependen totalmente de esta actividad fabril.  El alcalde, Joaquín Varo, se entrevistó con el gobernador civil para buscar soluciones. Se baraja el cierre definitivo. Las deudas obligaron a venderla a unos ingleses, permaneciendo en ese periodo, sin actividad. El palacio permanece cerrado.
El Ayuntamiento medió en aquella época para conseguir reanudar la actividad, pero no fue hasta el estallido de la Guerra Civil cuando la fábrica volvió a tener movimiento. 
Nombran a Santa Ana patrona del gremio textil.


Según narra Pedro Sánchez en un artículo recogido en la Revista de Feria de 1992. "En enero de 1937 Gonzalo Queipo de Llano reabrió la fábrica, bajo el nombre de J. Juanals, para «atender las necesidades de suministro de sacos para las trincheras y para el transporte de aprovisionamiento».
Sin embargo, el destino le deparaba a esta fábrica un nuevo suceso que marcaría su devenir.
La fábrica llegó a tener más de 1.500 trabajadores, por lo que no estuvo exenta de conflictos laborales a lo largo de su andadura, y durante mucho tiempo fue la principal industria de la ciudad, amén de los almacenes de aceitunas que también empezaban a consolidar una economía emergente en Dos Hermanas."
Encarnación Ramírez Patrocinio 1960
En 1962, otra vez, el fuego asolaba las instalaciones cuando era su propietario Salvador Guardiola Fantoni. A raíz de este incendio se modernizaron las máquinas y llegó el capital francés. Ésta foto es de las comuniones que se celebraban en la fábrica de yute.


 Luego vendrían otros dueños. 1972 fue propiedad de Alfombreros de Crevillente y terminando como Sociedad  Anónima  Laboral  de los propios trabajadores. La fábrica  cerró su actividad el 31 de marzo de 1989. 
El barrio San José fue demolido y sus vecinos fueron trasladados a la Bda. de Los Potros en el año 1979.



Fue comprada em 1990 por un industrial nazareno (Transportes Espina, S.A) vendida por esta empresa, actualmente hay construida una barriada de viviendas  incluida dentro del casco urbano de Dos  Hermanas.
Sólo nos queda la imagen del pararrayos que había en la fábrica.

 



El Palacio de Alpériz ha tenido varios usos. Fue utilizado como ampliación del Sanatorio Antituberculoso de ‘El Tomillar’, y se conoció como El recreo San José. Al estar éste saturado de enfermos de tuberculosis, habiéndose observado, a enfermos en camas, descansando al Sol en los jardines. Fueron atendidos por las monjas, Hijas de la Caridad de Santa Ana, las cuales atendían el Hospital. 


A partir del año 1952 se inaugura como Preventorio, para acoger hijos e hijas de enfermos de tuberculosis, los cuales se trataban en el Hospital de El Tomillar. Se le conocía con el nombre de Preventorio Infantil de Santa Teresa.



Otra visita sorprendente, se produjo en el Preventorio de Santa Teresa el día 25 de abril de 1953, cuando estuvo aquí la esposa del Jefe del Estado, Dª Carmen Polo de Franco, a la que acompañaban la marquesa de Huétor de Santillana, el Gobernador Civil, D. Alfonso Ortiz Meléndez Valdés y su señora, y su secretario, el Marqués de Esquivel. Por las autoridades locales, el Alcalde, Fernando Fernández, José Castro Román, Francisco Gómez Carballido y Mariano Moreno Jover. Por la Parroquia, D. Juan Núñez Villagrán, D. José María Buces y el sacristán, Francisco López, Frasquito. La superiora del centro y el médico D. Francisco Leyva y el director del centro D. Ernesto Ollero. 
La Sra. Ortiz le entregó un hermoso ramo de flores y lo mismo hizo una humilde mujer del pueblo.
Una vez visitado todo el centro se marchó a Sevilla, como así recoge el ABC publicado en aquellas fechas.


 Más tarde se crea el Hogar del Pensionista, instalándose en el Palacio del Alpériz, el 1 de diciembre de 1973, dependiendo del Servicio de Asistencia al Pensionista en Madrid y a su vez de la Delegación de Mutualidades Laborales en Sevilla. Desde 1973 a 1979 existieron 23 apartamentos, en el que vivían permanentemente 56 personas (estos apartamentos, estaban donde hoy se juega a La Petanca)

Más tarde se dedicó a Centro de participación activa para personas mayores. Fue inaugurado oficialmente el 13 de Mayo de 1974 por D. Licinio de La Fuente, el entonces Ministro de Trabajo, siendo director del Centro D. Rafael Pérez de Agreda, hasta 1975.De 1975 a 1979 la Dirección del Centro la llevó D. José Valero Follana. De 1980 a 1990 la Directora del Centro fue Dª Pilar Gómez Jiménez y desde 1990 la Directora fue Dª Mª Carmen Pérez Martín hasta septiembre del 2015 y actualmente la directora es Dª Milagrosa Serrano Lobato.
Destacamos las obras que se llevaron a cabo en el Palacio, para su remodelación y adaptación a Centro de Día desde los años1983 a 1988, las cuales obligaron a los usuarios a trasladarse a las instalaciones de la Calle Ejido, Cristóbal Colon y Parque de la Alquería (Edificio Casa de la Cultura).
En el año 2006 se llevó a cabo el Alumbrado Artístico del Palacio de Alpériz, realizado por Sevillana Endesa. Hoy en día en el Palacio hay numerosos talleres, zonas de ocio, bar, gimnasio, podólogo y servicio de peluquería. Que disfrutamos las personas mayores de nuestra ciudad.




 Este mural lo diseñó y lo pintó Miguel Gómez Terrón.


2 comentarios:

  1. Aunque soy de Sevilla capital, nacido y criado allí, llevo viviendo en dos hermanas 17 años. Mis hijos han nacido aquí y me encuentro super adaptado y orgulloso de vivir en esta hermosa localidad llena de historia.
    Me ha encantado todo lo que he visto y leído

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