sábado, 1 de noviembre de 2025

Jean Claude Nicolás Forestier

                                                             UNOS JARDINES CON ENCANTO

 

Jean Claude Nicolas Forestier

 


                                                      

UNOS JARDINES CON ENCANTO

 

Jean Claude Nicolas Forestier

 

Cuando la familia Alpériz, formada por Manuel Alpériz Bustamante y Juana González Morales, invitó a su Palacio a la familia Forestier, no imaginó las consecuencias que aquella visita tendría.

Charles Forestier y Marie Lousie de la Forest Divonne, vinieron acompañados por su hijo Jean Claude Nicolás Forestier, que era arquitecto paisajista.

Quedaron encantados con la arquitectura neomudéjar del edificio y el olor de los naranjos que rodeaban el Palacio.

Habían venido a conocer la Semana Santa de Sevilla, de la que tanto les hablaban el matrimonio Alpériz. Así que se iban por la mañana a ver las procesiones y cuando se cansaban iban a descansar y a almorzar a la casa que tenía la familia Alpériz en Plaza Nueva.

Una vez que terminó la Semana Santa el matrimonio se marchó a París, pero su hijo le pidió permiso a la familia Alpériz para quedarse, ya que quería conocer la Feria de Sevilla de la que tanto les habían hablado Manuel Alpériz y su esposa Rosario Cordón.

Jean Claude, al que las criadas comenzaron a llamarle «Juanito» y de apodo el «franchute», se quejaba de que después de almorzar todas las personas del Palacio desaparecían. Simplemente iban a dormir la siesta, a la que él se aficionó rápidamente para paliar los rigores del calor.

Con su amigo Manuel conoció los jardines del palacio de San Telmo, de la Buhaira, del Alcázar, también viajó a Córdoba y a Granada.

Un día le propuso a doña Juana que por qué no hacía unos jardines modernos delante del Palacio. Le dijo que le haría un boceto de cómo serían y así lo hizo. Al matrimonio le gustó, doña Juana le pidió que le hiciera un monumento para homenajear a su escritor favorito, Miguel de Cervantes Saavedra.

Pronto comenzaron las obras, los azulejos que utilizaron en los bancos fueron fabricados en Triana por la empresa Mensaque Hermanos y Cía., y pintados por Manuel Arellanos Campos, la misma empresa donde compraron todos los azulejos del interior del Palacio.

Los jardines se transformaban gradualmente, revelando sus encantos. Al fondo, un lago reflejaba la silueta de dos cisnes que nadaban juntos. Pavos reales, fuentes y bancos invitaban a pasear y a descansar bajo la sombra de los diferentes árboles variados: palmeras, olmos, árbol de judas, plataneras, ficus y jacarandas.

El aire se impregnaba del aroma de las flores: geranios, jazmines, rosas y dama de noche. A doña Juana le cautivó el banco que homenajeaba la novela: El Quijote de la Mancha, con pasajes grabados y un azulejo con el rostro del gran escritor. Allí pasaba largas horas leyendo, acompañada por el susurro de la fuente.

Forestier de vez en cuando viajaba a París a cumplir con sus obligaciones, ya que ejercía como conservador del Bosque de Boulogne de París, para comprobar las obras de jardinería que se estaban realizando, pero pronto volvía a Dos Hermanas donde muchos amigos de la familia Alpériz les encargaron que les diseñara los jardines de sus haciendas.

Un día su amigo Manuel le contó que se iba a hacer una exposición en Sevilla y que querían construir una zona con unos jardines diferentes a todos los que estaban situados en la ciudad. Forestier presentó un proyecto y para ello, entre otros bocetos, utilizó como modelo el banco que hizo para homenajear a Miguel de Cervantes en el Palacio de Alpériz, pero adornado con unos anaqueles para colocar libros y descansar mientras se disfrutaba de una agradable lectura.

En ese proyecto plasmó sus sueños de una Sevilla antigua y diversa, donde convivían lo islámico y lo romántico, lo tradicional y lo moderno. Diseñó amplias avenidas para pasear y disfrutar de la variedad de árboles y flores que perfumaban el aire, invitando a volver. El agua era un elemento esencial en sus jardines, y por eso creó fuentes con surtidores que fascinan con sus juegos de agua y reflejos dorados del sol, y a veces se unen al arco iris.

Los jardines del Parque de María Luisa se inauguraron el 18 de abril de 1914 para deleite de las personas que asistieron a conocerlo y que quedaron agradablemente sorprendidas de tanta belleza y que aún hoy nos sigue deleitando.

A Forestier también le encargaron la urbanización de la montaña de Montjuïc para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.

Forestier no tenía más remedio que volver a París de vez en cuando, pero pasó muchos años en nuestra tierra. Realizó varios proyectos en Andalucía, además del parque de María Luisa: el jardín del Colegio Mayor de Santa María del Buen Aire en Castilleja de Guzmán, el jardín del palacio de Moratalla de Hornachuelos en Córdoba, los jardines del palacio del Rey Moro en Ronda.

Su popularidad fue aumentando y pronto tuvo ofertas para trabajar en el Parque Ascensión en Badajoz, el Palacio de Liria en Madrid, en los jardines del palacio de la Magdalena en Santander y el jardín de Ángel Pérez en Valdenoja, Santander.

En Barcelona además de la montaña de Montjuïc realizó el jardín de la fundación Julio Muñoz Ramonet y el jardín de la plaza de Armas en el Parque de la Ciudadela y el Parque de Guinardó, y no podemos olvidar sus trabajos en Marraket y en grandes ciudades latinoamericanas: Buenos Aires, La Habana y otros lugares de Cuba.

Sus trabajos fueron reconocidos ya que en 1926 lo nombraron Oficial de la Legión de Honor en Francia y Comendador del Mérito Civil en España. En 1929 obtuvo el Gran Premio por la Exposición Internacional de Barcelona. Fue cofundador de la Sociedad Francesa de Arquitectos y Urbanistas.

Publicó varios libros sobre los jardines y los parques. Falleció el 26 de octubre de 1930 en París a la edad de 69 años. Todo el mundo coincidió en decir de él, «que fue un hombre de gran visión y espíritu abierto que admiraba profundamente los jardines hispanomusulmanes». Forestier nunca se casó. Estaba enamorado de su trabajo.

Hace poco han restaurado la glorieta de Miguel de Cervantes, el banco que construyó para homenajear a dicho escritor, se encuentra frente al Palacio Real en el parque de María Luisa.

A ver si alguna vez se puede restaurar el banco que hay en el Palacio de Alpériz, ya que sufre el deterioro normal del tiempo pasado.

Sí, gracias a la visita de los Forestier a Dos Hermanas, tuvimos la oportunidad de conocer a un gran arquitecto paisajista que marcó un estilo en el diseño de hermosos jardines en España.

Fue una persona admirable que siempre recordaremos.

©Loly López Guerrero.

                                                                                                                                               









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