Jean
Claude Nicolas Forestier
UNOS JARDINES CON ENCANTO
Jean
Claude Nicolas Forestier
Cuando la
familia Alpériz, formada por Manuel Alpériz Bustamante y Juana González
Morales, invitó a su Palacio a la familia Forestier, no imaginó las
consecuencias que aquella visita tendría.
Charles
Forestier y Marie Lousie de la Forest Divonne, vinieron acompañados por su hijo
Jean Claude Nicolás Forestier, que era arquitecto paisajista.
Quedaron
encantados con la arquitectura neomudéjar del edificio y el olor de los
naranjos que rodeaban el Palacio.
Habían
venido a conocer la Semana Santa de Sevilla, de la que tanto les hablaban el
matrimonio Alpériz. Así que se iban por la mañana a ver las procesiones y cuando
se cansaban iban a descansar y a almorzar a la casa que tenía la familia
Alpériz en Plaza Nueva.
Una vez
que terminó la Semana Santa el matrimonio se marchó a París, pero su hijo le
pidió permiso a la familia Alpériz para quedarse, ya que quería conocer la
Feria de Sevilla de la que tanto les habían hablado Manuel Alpériz y su esposa
Rosario Cordón.
Jean
Claude, al que las criadas comenzaron a llamarle «Juanito» y de apodo el
«franchute», se quejaba de que después de almorzar todas las personas del
Palacio desaparecían. Simplemente iban a dormir la siesta, a la que él se
aficionó rápidamente para paliar los rigores del calor.
Con su
amigo Manuel conoció los jardines del palacio de San Telmo, de la Buhaira, del
Alcázar, también viajó a Córdoba y a Granada.
Un día le
propuso a doña Juana que por qué no hacía unos jardines modernos delante del
Palacio. Le dijo que le haría un boceto de cómo serían y así lo hizo. Al
matrimonio le gustó, doña Juana le pidió que le hiciera un monumento para
homenajear a su escritor favorito, Miguel de Cervantes Saavedra.
Pronto
comenzaron las obras, los azulejos que utilizaron en los bancos fueron
fabricados en Triana por la empresa Mensaque Hermanos y Cía., y pintados por
Manuel Arellanos Campos, la misma empresa donde compraron todos los azulejos
del interior del Palacio.
Los
jardines se transformaban gradualmente, revelando sus encantos. Al fondo, un
lago reflejaba la silueta de dos cisnes que nadaban juntos. Pavos reales,
fuentes y bancos invitaban a pasear y a descansar bajo la sombra de los diferentes
árboles variados: palmeras, olmos, árbol de judas, plataneras, ficus y
jacarandas.
El aire
se impregnaba del aroma de las flores: geranios, jazmines, rosas y dama de
noche. A doña Juana le cautivó el banco que homenajeaba la novela: El Quijote
de la Mancha, con pasajes grabados y un azulejo con el rostro del gran
escritor. Allí pasaba largas horas leyendo, acompañada por el susurro de la
fuente.
Forestier
de vez en cuando viajaba a París a cumplir con sus obligaciones, ya que ejercía
como conservador del Bosque de Boulogne de París, para comprobar las obras de
jardinería que se estaban realizando, pero pronto volvía a Dos Hermanas donde
muchos amigos de la familia Alpériz les encargaron que les diseñara los
jardines de sus haciendas.
Un día su
amigo Manuel le contó que se iba a hacer una exposición en Sevilla y que
querían construir una zona con unos jardines diferentes a todos los que estaban
situados en la ciudad. Forestier presentó un proyecto y para ello, entre otros
bocetos, utilizó como modelo el banco que hizo para homenajear a Miguel de
Cervantes en el Palacio de Alpériz, pero adornado con unos anaqueles para
colocar libros y descansar mientras se disfrutaba de una agradable lectura.
En ese
proyecto plasmó sus sueños de una Sevilla antigua y diversa, donde convivían lo
islámico y lo romántico, lo tradicional y lo moderno. Diseñó amplias avenidas
para pasear y disfrutar de la variedad de árboles y flores que perfumaban el
aire, invitando a volver. El agua era un elemento esencial en sus jardines, y
por eso creó fuentes con surtidores que fascinan con sus juegos de agua y reflejos
dorados del sol, y a veces se unen al arco iris.
Los
jardines del Parque de María Luisa se inauguraron el 18 de abril de 1914 para
deleite de las personas que asistieron a conocerlo y que quedaron
agradablemente sorprendidas de tanta belleza y que aún hoy nos sigue
deleitando.
A
Forestier también le encargaron la urbanización de la montaña de Montjuïc para
la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
Forestier
no tenía más remedio que volver a París de vez en cuando, pero pasó muchos años
en nuestra tierra. Realizó varios proyectos en Andalucía, además del parque de
María Luisa: el jardín del Colegio Mayor de Santa María del Buen Aire en
Castilleja de Guzmán, el jardín del palacio de Moratalla de Hornachuelos en Córdoba,
los jardines del palacio del Rey Moro en Ronda.
Su
popularidad fue aumentando y pronto tuvo ofertas para trabajar en el Parque
Ascensión en Badajoz, el Palacio de Liria en Madrid, en los jardines del
palacio de la Magdalena en Santander y el jardín de Ángel Pérez en Valdenoja,
Santander.
En
Barcelona además de la montaña de Montjuïc realizó el jardín de la fundación
Julio Muñoz Ramonet y el jardín de la plaza de Armas en el Parque de la
Ciudadela y el Parque de Guinardó, y no podemos olvidar sus trabajos en
Marraket y en grandes ciudades latinoamericanas: Buenos Aires, La Habana y
otros lugares de Cuba.
Sus
trabajos fueron reconocidos ya que en 1926 lo nombraron Oficial de la Legión de
Honor en Francia y Comendador del Mérito Civil en España. En 1929 obtuvo el
Gran Premio por la Exposición Internacional de Barcelona. Fue cofundador de la
Sociedad Francesa de Arquitectos y Urbanistas.
Publicó
varios libros sobre los jardines y los parques. Falleció el 26 de octubre de
1930 en París a la edad de 69 años. Todo el mundo coincidió en decir de él,
«que fue un hombre de gran visión y espíritu abierto que admiraba profundamente
los jardines hispanomusulmanes». Forestier nunca se casó. Estaba enamorado de
su trabajo.
Hace poco
han restaurado la glorieta de Miguel de Cervantes, el banco que construyó para
homenajear a dicho escritor, se encuentra frente al Palacio Real en el parque
de María Luisa.
A ver si alguna
vez se puede restaurar el banco que hay en el Palacio de Alpériz, ya que sufre
el deterioro normal del tiempo pasado.
Sí,
gracias a la visita de los Forestier a Dos Hermanas, tuvimos la oportunidad de
conocer a un gran arquitecto paisajista que marcó un estilo en el diseño de hermosos
jardines en España.
Fue una
persona admirable que siempre recordaremos.
©Loly López Guerrero.

No hay comentarios:
Publicar un comentario